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Gemas del Saber

1. LA ADVERSIDAD

"Yo soy Jehová, y ninguno más hay. No hay Dios fuera de mí. Yo te ceñí, aunque tú no me has conocido; para que se sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová que hago todo esto." (Isaias 45:5-7)

Todos la enfrentamos; todos la sufrimos. ¿Por qué razón? ¿Ignorancia tal vez? ¿Incomprensión?

¿Cómo podemos explicar este concepto llamado ADVERSIDAD?

Sin duda, cantidad de interrogantes vienen a la mente. Pero, contestación satisfactoria de esta realidad no es fácil de encontrar.

Mientras más quisiéramos entender, más interrogantes surgen, interrogantes tales como: ¿se trata de un concepto religioso, espiritual, o simplemente algo natural, es decir, algo enteramente físico?

Bien sabemos que todas las cosas tienen un principio, un origen, por consiguiente, para un análisis efectivo, es requerido apelar a un comienzo, es decir, analizar el concepto ADVERSIDAD desde su origen real.

El diccionario de la Real Academia Española define la adversidad de la siguiente manera: adversidad. (Del lat. adversĭtas, -ātis) 1. f. Cualidad de adverso. 2. f. Suerte adversa, infortunio. 3. f. Situación desgraciada en que se encuentra alguien. (adverso, sa. (Del lat. adversus). 1. adj. Contrario, enemigo, desfavorable. 2. adj. desus. Opuesto materialmente a algo, o colocado enfrente de ello.)

El diccionario PEQUEÑO LAROUSSE ILUSTRADO rinde el término así: ADVERSIDAD f. Infortunio. (SINÓN. V. Desgracia.)

Existe una fuente muy especial que alguien ha llamado “el libro de los libros”, fuente que se introduce a sí misma como el GÉNESIS de las cosas; o más bien, el PRINCIPIO, el ORIGEN de todas las cosas. Y en realidad esto es lo que debemos entender cuando en el principio mismo de esta fuente leemos lo siguiente: “En el PRINCIPIO DIOS creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).

La frase “LOS CIELOS Y LA TIERRA” es el resumen de lo que “el libro de los libros” dice acerca de TODAS LAS COSAS. Esta aseveración evidencia lo que leemos en los capítulos 1 y 2 del primero de “los libros”, llamado “GÉNESIS”, tal como está confirmado en los primeros cuatro versículos del capítulo 2:

“Fueron, pues, acabados LOS CIELOS y LA TIERRA, y TODO el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de TODA la OBRA que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en LA CREACIÓN. Estos son los ORÍGENES de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos.”

“Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra.” En esta frase encontramos el ORIGEN de todas las cosas.

¿De todas las cosas…incluyendo la ADVERSIDAD?

¡Ciertamente…TODAS LAS COSAS, incluyendo la ADVERSIDAD! Pues el Creador Supremo dice:

“Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto” (Isaías 45:5-7, versión Reina-Valera 1960).

El salmista subraya la reacción normal del ser humano ante la adversidad:

“Pero ellos (sus enemigos) se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; se juntó contra mí gente despreciable, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban;" (Salmos 35:15). Y también “¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis acechadores me rodee?” (Salmos 49:5).

El patriarca Job se lamenta de su adversidad ante su Hacedor: "¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón, y lo visites todas las mañanas, y a cada momento lo pruebes? ¿Hasta cuándo no te apartarás de mí, y no me soltarás ni siquiera para que trague mi saliva? Pequé, ¿qué te hago yo, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto como blanco tuyo, de modo que soy una carga para mí mismo?" (Job 7:17-20).

Algunas versiones de “el libro de los libros” rinden “el mal” como sinónimo de adversidad. He aquí algunos ejemplos:

Isaías 45:7 “Yo soy El, formo la luz, Yo creo las tinieblas, Yo hago el bienestar, Yo creo el mal; Yo, YAHWEH, hago estas cosas” (Versión Kadosh, Traducción Kadosh Israelita Mesiánica).

Isaías 45:7 “Que formo la luz, y creo las tinieblas; que hago la paz y que creo el mal. Yo soy el SEÑOR, que hago todo esto” (Versión OSO, La Biblia de Casiodoro de Reina [1569])

Isaías 45:7 “Que formo la luz y crío las tinieblas, que hago la paz y crío el mal. Yo Jehová que hago todo esto” (Versión Reina Valera 1909)

Isaías 45:7 “Que formo la luz, y creo las tinieblas; que hago la paz y que creo el mal. Yo soy el SEÑOR, que hago todo esto” (Versión SSE, Spanish Sagradas Escrituras)

Cuando Job estaba siendo herido por Satanás, leemos:

“Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 2: 7-10)

Otro ejemplo sobre Quién crea el mal lo encontramos en Amós 3:6: “¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?”

Se impone el interrogante: ¿cómo es que un Dios bueno y amoroso permite el sufrimiento? O como tan elocuentemente el profeta Habacuc expresa “¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que mire molestia, y saqueo y violencia delante de mí, habiendo además quien levante pleito y contienda?” (Habacuc 1:2-3).

Este es un tema que apasiona al ser humano; muchas controversias ha desatado y en particular ha causado que muchos se hayan desilusionado con que haya esperanza de encontrar justicia en un Ser Creador quien es Omnisapiente. Es fácil pensar que un Dios bueno haya creado el bien, pero en Isaías 45:7 vemos claramente que Dios también crea la adversidad, el mal.

Se impone otro interrogante: ¿Cómo es que Dios crea el mal?

La contestación la encontramos en la instrucción que el Eterno Dios imparte al hombre: Mira, yo he puesto delante de ti hoy LA VIDA Y EL BIEN, LA MUERTE Y EL MAL; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; ESCOGE, PUES, LA VIDA, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:15-19).

Definitivamente, LA DESOBEDIENCIA acarrea ADVERSIDAD. Por lo tanto, queda establecido, con claridad absoluta, que es precisamente CON LA DESOBEDIENCIA que Dios CREA la adversidad. El apóstol Pablo nos ayuda a entender mejor esta inexorable VERDAD al explicarnos:

“PORQUE DIOS SUJETÓ A TODOS EN DESOBEDIENCIA, PARA TENER MISERICORDIA DE TODOS” (Romanos 11:32).

Y tal como leemos en Deuteronomio 8:1-16, respecto de la ADVERSIDAD a que Dios sometió al pueblo israelita, “...PARA A LA POSTRE HACERLE BIEN” (versículo 16)

Y Pablo nos ofrece más confirmación, al decirnos en Romanos 5:20 “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia.”

Y, ¿por qué así? Pablo contesta: “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, A FIN DE QUE NADIE SE JACTE EN SU PRESENCIA” (1Corintios 1:25-29).

La verdad del asunto puede ser sorprendente para muchos. Se ha enseñado tradicionalmente, y parece obvio, que la adversidad es la CONSECUENCIA NATURAL de desobedecer ciertas leyes de conducta, tanto sociales como morales. Y como hoy día hay tanto sufrimiento en la humanidad, se piensa que ello es prueba de que el enemigo está “ganando la batalla”. Pero, ¿podríamos pensar que la adversidad es una “herramienta” que el Eterno Creador, el Padre de las luces determinó, en Su glorioso PLAN, utilizar para desarrollar en el ser humano un carácter que lo lleve a encontrarse con su Creador en unos niveles más profundos de los que jamás hayamos podido imaginar?

El Dios Omnipotente, Padre de las misericordias, tiene un propósito trascendental para todo lo que dice y hace, tal como leemos en Isaías 55:10-11:

“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”

Y algo muy importante que Dios le dice al hombre: "Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir" (Isaías 48:17) .

Sin duda, esta es una promesa del Bendito y misericordioso Padre de las luces, Él es nuestro enseñador, por excelencia, quien nos enseña PARA NUESTRO PROVECHO. Y el Mesías nos dejó el claro ejemplo del propósito de la adversidad, tal como el apóstol Pablo, nos lo declara:

”Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, POR LO QUE PADECIÓ APRENDIÓ LA OBEDIENCIA; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:7-9).

Cuando se medita en este postulado y se estudian sin prejuicios las Sagradas Escrituras, esa es la conclusión ineludible a la que podemos llegar. Está de nuestra parte confiar en la sabiduría del Padre Celestial y someternos a Su enseñanza rigurosa para que a la postre podamos recibir el bien, es decir, vivir eternamente en armonía con toda la creación, y continuar la labor creativa de la familia divina, y de todas las cosas que el Padre Todopoderoso, como Excelso CREADOR que es, continuará creando.

Para profundizar en el tema del propósito de la adversidad estudie, meditativamente, el artículo:Esta es la Obra de Dios.

 

Las murallas de Jerusalén vistas desde el jardín de Getsemaní. Colección "Jerusalem in 19th Century Art" de James E. Lancaster, Ph.D.  http://ljames1.home.netcom.com/oldprints.html

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