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Parece que fue ayer. Millones lo vivieron. Las cadenas televisivas se vistieron de gala, y nos pasearon por el mundo, trayendo a nuestros hogares vívidas escenas de brillante colorido, descriptivas de las festividades que, comenzando desde Australia y pasando por Japón, China, Africa, Europa, y culminando con las grandes ciudades de las Américas, celebraban los Albores de un nuevo siglo – ¡EL SIGLO XXI!
¡Luces de Bengala, música, bailes, comida, bebida, jolgorio, alegría – en fin, FIESTA A LO GRANDE, A NIVEL MUNDIAL!
Pero la alegría no perduró; apenas disfrutamos de aquel amanecer tan lisonjero. Aún hablábamos de las muchas cosas buenas que el nuevo siglo nos traería. Muchos se regocijaban por la elección, en la nación líder del mundo, de una nueva administración, con augurios de cambios positivos, específicamente en el maltrecho criterio de la moral y de los valores tradicionales de orden conservador. Y súbitamente la fiesta se apagó – los cimientos de nuestra sociedad fueron sacudidos con la destrucción del símbolo y orgullo de la creatividad humana – las torres gemelas en el Centro de Comercio Mundial, ubicado en la ciudad “capital del mundo,” Nueva York, se derrumban estrepitosamente.
Y lo inevitable – el contra-ataque: guerra en Afganistán e Irak – más combustible para la candente área del Medio Oriente. Se enciende el terrorismo internacional.
Y como secuela de todo ello, hoy vivimos en un mundo muy diferente. No son pocos los expertos que nos dicen que el día 11 de septiembre del 2001 marcó el comienzo del tiempo apocalíptico.
¿Estarán los expertos en lo correcto?
Con exactitud no podemos afirmar que ello es así. Pero si nos mantenemos alertas, observando detenidamente el termómetro de las temperaturas del comportamiento humano, no será difícil llegar a conclusiones no muy alentadoras. En este sentido, lamentablemente, es muy poca la ayuda que recibimos de los llamados expertos y de los medios noticiosos, pues éstos prestan más atención en forjar la opinión pública que a la realidad en el área de las relaciones de los humanos entre sí.
Y es precisamente las relaciones entre los humanos lo que determina el éxito o fracaso de toda actividad que el hombre determine llevar a cabo, tanto a nivel personal como colectivo.
En este contexto, bien podríamos preguntar: ¿Cómo podemos describir las relaciones de familia que la sociedad del siglo XX ha trasladado al siglo XXI – las relaciones entre esposos y esposas; entre padres e hijos; entre parientes en general; y entre vecinos?
Y en términos generales, ¿qué tal van las cosas en Argentina y en Zimbabwe? ¿Y en los demás países entre la A y la Z? ¿Cuáles son las estadísticas reales en el trasiego de drogas ilícitas? ¿Y qué decir del negocio multi-millonario de la pornografía, especialmente la pornografía infantil? ¿Cuán afectada se encuentra la juventud de hoy, cuna del liderazgo de mañana?
Y en el área de los valores espirituales, ¿qué lugar ocupa el Eterno y Verdadero Dios en la vida del ciudadano promedio de cada país?
Aunque toma mayor auge una nueva postura en la mente del individuo moderno en la cual se autodenomina “espiritual” en vez de “religioso”, una cosa es por demás imposible de refutar: UN MANTO DE OSCURIDAD Y CONFUSIÓN ESPIRITUAL ENVUELVE AL MUNDO ENTERO.
¿Será posible que ante nuestros ojos se cumple lo expresado por el salmista:
“Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmos 14:2-3, Reina-Valera 1995)...
...y por el profeta Isaías, quien observó:
“El derecho se retiró y la justicia se puso a distancia, porque la verdad tropezó en la plaza y la equidad no pudo llegar. La verdad fue detenida y el que se apartó del mal fue puesto en prisión. Esto lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos que hubiera perecido el derecho” (Isaías 59:14-15, Reina-Varela 1995)...
...y lo anunciado por el profeta Amós, quien advirtió:
“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oir la palabra de Jehová” (Amós 8:11)?
Definitivamente, se impone el interrogante: ¿qué le depara el futuro a la angustiada sociedad del siglo XXI?
Bien sabemos que al final del túnel, ¡brilla la luz! Y cada noche va seguida de ¡un lindo AMANECER!
Hubo una ocasión bastante similar a la nuestra, y que el Divino Maestro usó como ejemplo para la generación de aquellos días, y para la presente y futuras generaciones:
“Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. EL PUEBLO QUE ANDABA EN TINIEBLAS VIO GRAN LUZ; LOS QUE MORABAN EN TIERRA DE SOMBRA DE MUERTE, LUZ RESPLANDECIÓ SOBRE ELLOS" (Isaías 9:1-2; y Mateo 4:15-16).
Leemos aquí de cuando nuestro Señor y Salvador, el Mesías de Dios, en los comienzos de su ministerio, tomó la profecía que habló Isaías y la aplicó no sólo a los gentiles de Galilea, sino que A TODA LA HUMANIDAD DE TODOS LOS TIEMPOS.
¡¡¡Qué linda profecía, qué esperanza tan consoladora... “EL PUEBLO QUE ANDABA EN TINIEBLAS VIO GRAN LUZ; LOS QUE MORABAN EN TIERRA DE SOMBRA DE MUERTE, LUZ RESPLANDECIÓ SOBRE ELLOS!!!”
Hoy aún vivimos en los albores del siglo XXI. Y ¿qué podemos observar?
Sin lugar a dudas, un mundo que se encuentra en una encrucijada de contradicciones: mientras en el ambiente religioso se habla de amor, la violencia es la orden del día, y la corrupción invade todos los niveles del orden social. Mientras se habla de paz, las naciones se preparan para la guerra creando armas cada vez más sofisticadas con clara intención genocida, y comercial. En fin, la realidad nos dice que las cuatro columnas que sostienen a la sociedad humana – POLÍTICA, EDUCACIÓN, ECONOMÍA, RELIGIÓN – se tambalean peligrosamente.
En el ambiente se respira un supuesto interés por la religión; las sectas y cultos de toda índole y creencia van en aumento constante. Sin embargo, los medios noticiosos nos dicen que “LA IGLESIA” está en crisis.
En las Sagradas Escrituras podemos leer un sinnúmero de profecías que contrastan directamente con el supuesto despertar de un interés religioso y/o espiritual. Ejemplos: Ya leímos las advertencias de David y los profetas Isaías y Amós. Y el apóstol Pablo nos dice:
“Esto también sepas, que en los postreros días vendrán TIEMPOS PELIGROSOS: Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes á los padres, ingratos, sin santidad, sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios; Teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella: y á éstos evita. Porque de éstos son los que se entran por las casas, y llevan cautivas las mujercillas cargadas de pecados, llevadas de diversas concupiscencias; Que siempre aprenden, y nunca pueden acabar de llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Jannes y Jambres resistieron á Moisés, así también estos resisten á la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos acerca de la fe. Mas no prevalecerán; porque su insensatez será manifiesta á todos, como también lo fué la de aquéllos” (2 Timoteo 3:1-9, versión Reina-Varela 1909).
¡Vívida descripción de los tiempos en que vivimos!
Oh, sí, es una realidad irrefutable: hoy una oscuridad espiritual arropa la tierra.
Pero la profecía bíblica también nos habla de un amanecer glorioso; un mundo de paz, y alegría – ¡nos anuncia un tiempo cuando “la tierra será llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mar!" (Isaías 11:9, versión Reina-Varela 1995).
Y el profeta Habacuc nos dice que “La tierra será llena de la gloria de Jehová...” (Habacuc 2:14).
Definitivamente, la ALBORADA de un nuevo día, LA LUZ BRILLANTE DE UN LINDO AMANECER, de un mundo mejor, será una realidad porque el Eterno Dios Creador del universo así lo ha prometido, ¡y lo cumplirá!
¿Que cómo será esto posible?
Increíblemente, Yahweh, el Eterno Dios, lo hará posible por causa del hombre, y ¡con el hombre mismo!
El patriarca Job hace una aguda observación, al expresar:
“¿Qué es el hombre, para que lo ENGRANDEZCAS Y PARA QUE TE PREOCUPES DE ÉL; PARA QUE LO VISITES CADA MAÑANA, Y PARA QUE A CADA INSTANTE LO PONGAS A PRUEBA?” (Job 7:17-18, Reina-Varela 1989).
Y el rey David, un hombre según el corazón de Dios, analiza la observación de Job, y en profunda admiración por la obra del Eterno Creador, le alaba de manera admirable:
”¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! ...Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!” (Salmos 8:1, 3-9).
Y estas palabras de Job y de David no tan solo son una observación/alabanza, también ¡son una profecía!, sobre la cual leemos con más detalles en Hebreos 2:5-12:
“Porque no sujetó a los ángeles EL MUNDO VENIDERO, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto LE SUJETÓ TODAS LAS COSAS, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús [Yahshua, el Mesías], coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré.”
Aquí se nos habla del glorioso propósito que el Amoroso Padre Celestial, el Creador del “cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él” (Apocalipsis 10:6), tiene para el hombre. Y en su grande misericordia ese Bendito Padre Celestial nos dió como precursor a su Hijo, para que “todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Y ya investido de eternidad, el hombre recibirá autoridad para ¡señorear sobre toda la creación!
Hoy un manto de oscuridad, de tiniebla espiritual, envuelve al mundo entero, pero como lo prometió nuestro Señor al comienzo de su ministerio terrenal, citando al profeta Isaías:
“Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia... EL PUEBLO QUE ANDABA EN TINIEBLAS VIO GRAN LUZ; LOS QUE MORABAN EN TIERRA DE SOMBRA DE MUERTE, LUZ RESPLANDECIÓ SOBRE ELLOS.”
Este es el verdadero y glorioso futuro que le espera al hombre, Y A TODA LA CREACIÓN, tal como leemos en Romanos 8:18-25:
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.”
De esta esperanza, de este glorioso futuro que le espera a la humanidad es que comentaremos en una serie de estudios bíblicos que publicaremos en el espacio de nuestro sitio web.
Y esta es la razón del título que hemos seleccionado para nuestro portal cibernético: “ALBORES del mundo venidero.”
Estamos seguros que usted podrá deleitarse con los estudios de la palabra divina, conforme el Dios de las misericordias nos la vaya revelando.
Progresivamente anunciaremos los temas a publicarse; y que comenzaremos con el fundamento del Plan del Eterno Dios, el cual hemos titulado: “Esta es la Obra de Dios...”
Y recuerde que con mucho gusto atenderemos los comentarios, preguntas, y sugerencias de su parte.
Ciertamente, nos parece que fue ayer que celebrábamos la ALBORADA de un nuevo siglo – el siglo XXI. Pero aquella celebración fue algo efímero.
En contraste, los ALBORES del mundo venidero son una LUZ eterna, que brillará, claro está, por toda la ETERNIDAD. ¡Es la LUZ por la cual gime toda la creación!
¡Que el Bendito Creador nos provea del entendimiento necesario para gozarnos en SU GLORIOSA VERDAD!
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