Texto para estudio...

LA FIESTA DE LA PASCUA
SU SIGNIFICADO, ¡HOY!


“Ah, ¿pero es que la PASCUA tiene un significado hoy diferente al que por tantos años hemos aprendido?”

¡Definitivamente, así es…aunque no diferente, sino más bien ADICIONAL y ACLARATORIO!

El apóstol Pablo amorosamente nos insta: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino TRANSFORMAOS por medio de la RENOVACIÓN DE VUESTRO ENTENDIMIENTO, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2).

Y haciendo eco de la instrucción de Pablo, el apóstol Pedro nos exhorta: “...CRECED en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18).

Bien sabemos que Jesucristo es NUESTRA PASCUA (1 Corintios 5:7). De modo que muy bien podríamos parafrasear al apóstol Pedro de la siguiente manera: “creced en la gracia y el conocimiento de nuestra PASCUA, nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”

En su epístola de despedida dirigida a los creyentes, Pedro nos dice: “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la VERDAD PRESENTE” (2 Pedro 1:12).

Oh, sí, hay una VERDAD PRESENTE para todo tiempo en “nuestro caminar por el desierto.” Por eso la instrucción múltiple es: “RENOVACIÓN DE VUESTRO ENTENDIMIENTO”, “CONFIRMADOS EN LA VERDAD PRESENTE”, y, “CRECED en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”

De manera que la PASCUA hoy, sí tiene un significado adicional que cumple DOS propósitos: 1) nos confirma lo correcto y nos corrige lo inexacto de lo aprendido en el pasado; y, 2) NOS PREPARA PARA NUEVO ENTENDIMIENTO QUE RECIBIREMOS EN EL FUTURO, o más claramente, nuestro entendimiento se va renovando, lo que nos ayuda a aplicar el mandato de “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”

Ahora bien, el mandato de “CRECED” debemos analizarlo en su sigificado tanto explícito como implícito. En lo implícito debemos entender que lo que hemos aprendido en el pasado respecto al significado de la PASCUA, o de cualquier tema bíblico, puede NO SER totalmente correcto ni/o totalmente erróneo. La diferencia en el significado de la PASCUA, HOY, en relación con el pasado, es simplemente que TODAVIA NO LO SABEMOS TODO. Por tanto, y vale la pena repetirlo, la instrucción es: “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”

La Palabra de Dios es multiforme y tiene múltiples niveles de comunicación. La riqueza de lo que nos dice sobrepuja el entendimiento del hombre y trasciende los límites de la razón humana. Por ello a medida que el hombre profundiza en su experiencia histórica y según el Espíritu Santo va descubriendo el velo de su ignorancia, su entendimiento se va aclarando de la verdad que guarda el Padre de las Luces.

Pero esto no quiere decir que lo que hemos aprendido en el pasado respecto al significado de la PASCUA es totalmente erróneo. De ninguna manera. La diferencia en el significado de la PASCUA, HOY, en relación con el pasado, es que TODAVIA NO LO SABEMOS TODO. Por tanto, y vale la pena repetirlo, la instrucción es: “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”

Aclarada la posible malinterpretación del título de este estudio, analicemos el significado de LA PASCUA DE NUESTRO SEÑOR, ¡HOY!

¿Qué VERDAD PRESENTE encierra el significado de la Pascua para nosotros HOY?

En 1 Corintios 10, Pablo nos dice que las experiencias de la antigua Israel “están escritas para amonestarnos [enseñarnos] a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (v. 11).

¿Cómo podemos saber que a nosotros, hoy, nos han alcanzado los fines de los siglos?

Un simple “inventario” de las condiciones del mundo, tal como nos las describen los medios noticiosos, y muchas otras fuentes fidedignas, nos dice que, en efecto, hay una estrecha coincidencia entre los acontecimientos de hoy y las tantas profecías que podemos leer en las páginas de la Biblia. Y la misma PALABRA nos dice cómo estudiarla para mejor comprensión—veamos:

“¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá... La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá...” (Isaías 28:9-10, 13).

Y, también, un principio esencial para entender la palabra profética: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido” (Eclesiastés 1:9-10).

Algunos ejemplos: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37). Lucas rinde este mismo pasaje con una pizca de más claridad: “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre” (Lucas 17:26).

Como en la Biblia todo lo que ésta dice tiene propósito, es importante saber que “...fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió” (Génesis 9:29, versión RVA 1995).

Y, ¿qué sucedió “en los días de Noé”? Ver Génesis 6:1-4; Judas, vs. 6-7; 2 Pedro 2:1-20.

¿Hay duda de si la promiscuidad social que tanto caracteriza al mundo de hoy coincide con lo sucedido en los días de Noé?

Las noticias e informes de fuentes oficiales de hoy no dejan lugar para duda alguna.

Pero seamos específicos. La promiscuidad social de hoy no se limita tan sólo al libertinaje sexual, cuando vemos lo increíble – homosexualismo al galope, parejas del mismo sexo casándose y dándose en casamiento…y también en “descasamiento”. Y no solamente que todo ello es aceptado social, legal y políticamente, sino que va mucho más allá... Porque...¿qué decir de los “adelantos científicos” que bregan con el gene humano? ¿Y con la genética vegetal y animal – sí la genética de las plantas y animales que son el alimento que nos nutre físicamente?

En este contexto, ¿qué papel desempeñan los científicos de hoy con el extraordinario aumento de la tal llamada CIENCIA? Este es un tema del cual el profeta Daniel nos dice sería una realidad en el tiempo del fin (Daniel 12:4). Pero, claro, se trata de un tema extenso en gran magnitud, de lo cual comentaremos en una ocasión futura.

Ah... ¿se han enterado ustedes de “los niños índigo”? Y si es que no tienen miedo que se les mencione el tema de los OVNIs (Objetos Voladores No Identificados–platillos voladores, o en inglés, “UFOs”), ¿qué información tenemos sobre estos misteriosos artefactos?

En este solo renglón de las coincidencias de lo que sucede hoy con lo que sucedió en los días de Noé, ¿cómo podríamos caracterizar estos pecados y misterios? Ver Génesis 6:1-7; 11:1-6.

También leemos en 2 Timoteo 3:1-5, acerca de las condiciones que prevalecerían “en los postreros días.”

¿Cómo se podría describir el tipo de pecado cuando hijos asesinan a padres; y padres a hijos; y cuando los hijos le roban a los padres, y los padres a los hijos?

¿Cómo podríamos juzgar a un “joven” de 64 años de edad que intenta asesinar, y deja gravemente herida hasta el borde de la muerte, a su progenitora, una ancianita de 90 años, simplemente porque ella no tenía dinero para darle “para la botella”?

¿Cómo juzgaríamos a los tantos secuestradores de niñitas bebés, y de nenitas pre-adolescentes y adolescentes, y de damitas y damas de todas las edades y clases sociales a quienes ultrajan y luego asesinan?

Y, ¿cómo juzgar a los “profesionales comerciantes” de drogas que matan a tantos jóvenes, adultos y de todas las edades, tanto varones como féminas, hoy?

¿Cómo explicar y/o juzgar a niños estudiantes de escuela elemental y secundaria, quienes libremente asisten a las escuelas apertrechados con armas de fuego, y asesinan a mansalva a sus compañeros de clases, y a sus profesores?

¿Qué tal la corrupción de “cuello blanco”? ¿Y la de cuello azul; y la de cuello de todos los colores?

¿Qué tal el aumento desmedido en “la mercadería de almas” -- secuestro de niños, hombres y mujeres a quienes, entre otros variados propósitos, les extirpan órganos de sus cuerpos para venderlos al mejor postor?

¿Cómo podríamos clasificar esta serie de pecados tan nefastos?

¿Nos hemos preguntado alguna vez si todo este acontecer en la actividad humana tiene alguna relación con lo que el apóstol Pablo proféticamente nos advierte en Efesios 6:12-- “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”?

“Bueno... pero, ¿qué tiene que ver todo esto con la PASCUA de Nuestro Señor?”, se preguntará alguno.

SIMPLEMENTE QUE NUESTRO SEÑOR SE SACRIFICÓ HASTA LA MUERTE DE CRUZ PARA PAGAR POR LA PENA QUE CONLLEVA TODA ESTA SERIE DE PECADOS...Y LOS OTROS TANTOS MÁS QUE AQUÍ NO TENEMOS ESPACIO PARA ENUMERAR.

“Está bien, podemos aceptar que es muy cierto, que esto sí sucede en el mundo en que vivimos, pero nosotros no somos parte de este mundo, pues nuestro Señor nos dice que no somos del mundo, más bien nos dice que el mundo nos aborrece (Juan 15:18-19). Además, cumplimos muy bien lo que Juan nos exhorta: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo” (1 Juan 2:15). Y también Pablo nos recuerda que nosotros “vivimos según el Espíritu” (Romanos 8:9).

“Es decir, nosotros estamos muy bien con NUESTRA PASCUA, con nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”

¿De verdad que esto es así? ¡Oh, quisiera el Eterno Dios, el Padre de las misericordias, que por poco o por mucho así fuera!

¿Cómo podemos estar seguros que estamos bien con nuestro Dios, y que Él, en efecto, nos guarda bajo sus alas como la gallina protege a sus polluelos? (Leer Mateo 23:37; Lucas 13:34; Éxodo 19:4; Salmos 17:8-9; 18:1-19; 36:7; 57:1; 61:4; 63:7.)

¡Oh, son tantos los pasajes tan reconfortantes que leemos en las Escrituras! Lo lamentable es que con demasiada facilidad nos confortamos y nos conformamos con tan solo la lectura. A veces alguien nos recuerda que lo verdaderamente importante no es sólo leer la Biblia, sino ponerla en práctica, es decir, ¡VIVIRLA!

"Pero, ¿cómo puedo poner en práctica lo que leo en la Biblia si no lo entiendo con toda claridad? ¿O cuando las circunstancias de la relación con mis parientes más cercanos me lo impiden?

“Además, el tiempo transcurre, y la familia crece, y demanda atención; y los gastos en la casa se multiplican, por lo que tengo que trabajar en dos empleos distintos, todo lo cual me impide concentrarme en estudio serio y meditativo de las Escrituras. Ante esta situación, ¿qué puedo hacer?

“Cuando llega el sábado ni ganas tengo de hacer algo, mucho menos de ir a la iglesia. Y como la televisión y la cibernética hoy me facilitan sintonizar la transmisión de las prédicas en la iglesia, lo cual me ahorra tiempo y dinero, pues los costos de la gasolina, el desgaste del automóvil y el costo de vida en general, todo ello se incrementa cuánticamente...

“Además, últimamente he leído algo bien interesante que escribió Don Fulano...y pienso que él está en lo correcto, pues nuestro Señor Jesucristo vino a cumplir la ley y a pagar por mis pecados. Nunca antes yo había considerado el hecho de que como humano que soy, no puedo guardar la ley...eso es imposible para mí. Por esta razón Jesucristo la cumplió por mí...y ahora lo único que tengo que hacer es simplemente creer en Él.

“Y la semana pasada vi por televisión al evangelista y hombre de Dios, el Sr. Mengano, quien explicó claramente el concepto de la ley y la gracia...que hoy vivimos bajo la gracia, no bajo la ley.

“Y precisamente ayer escuchaba el programa radial del ministro, el Sr. Zutano, quien también dijo lo mismo que el Sr. Mengano, y añadió que por esa razón hoy no es necesario guardar los días de fiesta porque también eso quedó enclavado en la cruz. <-

“Por otro lado, mi esposa, viendo y oyendo predicar al Sr. Perengano, persona muy versada, y quien todas las semanas se presenta en la televisión, y publica abundante literatura que confirma lo que los demás dicen, entendió que todo esto es así.

“Ante esta realidad a veces pienso que debo estudiar mi Biblia con mayor interés, porque veo, que sí, que todo esto es lo correcto, que es la verdad. Estas personas son inteligentes, y muy dedicadas al servicio de los demás. Son gente de Dios.

“Ah... hace unos días el ministro, Sr. Perencejo, visitó a un miembro de su iglesia que vive cerca de mi casa. Este vecino y amigo nos invitó a que fuéramos a oír a este ministro, porque él también es un hombre de Dios, y muy dedicado. Fuimos a oírle, pero lo que dijo es exactamente lo mismo que por tantos años predican en su iglesia, y perdí el interés cuando dijo que nosotros tenemos que guardar la ley de los mandamientos si queremos ganar la salvación.”

Oh, no, nada de esto es ficticio. Y ni mucho menos estamos hablando en broma. Los nombres de los “hombres de Dios” se ocultan porque cada quien, en su respectiva área, puede “acomodar” en su conocimiento de quién o de quiénes se trata. Además, la profecía nos dice que esto mismo sucedería en los tiempos postreros, en el fin de los días, en los tiempos que nos han alcanzado... es decir, ¡HOY...en nuestros días!

En la Biblia tenemos dos breves cartas escritas por dos apóstoles – la segunda es motivada por la primera – que cubren un mismo tema: LO QUE ACONTECERÁ EN LOS DIAS DEL FIN.

La segunda epístola de Pedro consta de tres capítulos (61 versículos); y la carta del apóstol Judas, hermano carnal de nuestro Señor Jesucristo, consta de apenas 1 solo capítulo de 25 versículos. Dos breves epístolas, pero ambas con profundo contenido para nosotros HOY.

Antes de continuar, leer varias veces, meditativamente, estas dos cartas: 2 Pedro y Judas.

En su carta Pedro nos dice que él ya está para ser sacrificado (1:14) Y en el capítulo 3, versículo 1, menciona que esta es la segunda carta que nos escribe... Claro, sabemos que tenemos el texto de su primera carta, que también vale la pena leer meditativamente – (leer 1 Pedro).

Y en el capítulo 3, de su segunda carta, Pedro nos expone el tema que tiene en su mente: LA SEGUNDA VENIDA DE NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR, a quien esperamos (vs. 12-14).

En el capítulo 2, versículos 1-3, nos advierte que de la manera que en la antigüedad hubo falsos profetas ENTRE EL PUEBLO, igualmente los habrá en el tiempo del fin. Y en los versículos 15-16 del capítulo 3 nos dice que el apóstol Pablo también nos escribió del mismo tema profético (leer Hechos 20:17-31, con énfasis versículos 29-30), pero que en los días del fin los escritos de Pablo serían mal interpretados y torcidos por los indoctos. Y no sólo los escritos de Pablo, sino “también las otras Escrituras”.

En cumplimiento parcial de estas palabras de Pedro, muy bien sabemos cómo las Escrituras que hablan de la Pascua de nuestro Señor han sido tergiversadas y mal interpretadas en este tiempo postrero.

Mientras Pablo y Pedro escribieron proféticamente, antes de su martirio final, el apóstol Judas nos escribe en tiempos cuando la profecía de sus difuntos colegas Pablo y Pedro comenzaba a tener cumplimiento (vs. 3–4). Y aquéllos que Pedro llama indoctos, Judas los llama SOÑADORES (Judas v. 8); NUBES SIN AGUA (v.12), FIERAS ONDAS DEL MAR, ESTRELLAS ERRANTES (v. 13), y compara el pecado de éstos con el de los ángeles que no guardaron su dignidad (v. 6), en referencia, claro está, a Génesis, capítulo 6.

Y en el versículo 18 Judas recalca lo que Pablo y Pedro dijeron: “En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos” (re-leer versículos 8-16).

En esencia, Pablo, Pedro y Judas nos advierten del peligro que habría en nuestro medio, o mejor decir, en nuestra “casa”, en los días del fin. Es bueno prestar atención a lo que leemos en Hechos 20:29-30; Judas v .4; 2 Pedro 2:1-3, palabras que relatan el cumplimiento de lo expresado por nuestro Señor en Mateo 10:36: “y los enemigos del hombre serán los de su casa...”

Nuestro Señor Jesucristo, nuestra PASCUA, nos exhorta: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36).

¿Cuántas veces hemos leído este pasaje bíblico?

Pero... ¿leído solamente?

Bueno, no tan solamente estos pasajes...sino que además hemos leído diversos artículos sobre éste y otros temas, y también hemos oído “sin-cuenta” sermones y sermoncillos, que nos han recordado que no basta con sólo leer y oír, sino que... “ah, no recuerdo muy bien cómo fue que el Sr. Fulano lo explicó... hace tanto tiempo ya...”

No, definitivamente no estamos bromeando. Estamos hablando en serio; estamos hablando de una realidad muy de nuestros días... una realidad que tiene que ser, porque ESTÁ PROFETIZADO que así sucedería:

“Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no se tardará más, sino que en vuestros días...hablaré palabra y la cumpliré, dice Jehová el Señor...Así ha dicho Jehová el Señor: no se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor” (Ezequiel 12:25-28).

Con humildad reverente, preguntémonos, ¿cuán entendidos estamos de estas cosas? ¿Cuán alertas estamos acerca de estas realidades?
Y con sencillez del espíritu, preguntémonos, cada quien, ¿cuánto me conozco a mí mismo?

El apóstol Pablo, como buen conocedor de la naturaleza humana, nos exhorta: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos...” (2 Corintios 13:5).

Hoy, como nunca antes en el pueblo de Dios, es tan marcadamente URGENTE que nos examinemos con sinceridad y verdad. Con humildad y sencillez reverente debemos mirarnos en el espejo de la palabra profética, que es como la luz de una antorcha que nos alumbra el camino (2 Pedro 1:19).

Nuestro Señor nos advierte que debemos distinguir las señales de los tiempos (Mateo 16:1-3).

¿Podemos hacerlo? ¿Entendemos los tiempos en que vivimos?

“Un momento, por favor, todo esto está muy bien, es muy cierto, pero aún no entiendo qué relación tiene con la celebración de la PASCUA, que es una fiesta de siete días, durante los cuales debemos comer pan sin levadura (Ezequiel 45:21); y abstenernos totalmente de comer alguna cosa leudada, para lo cual debemos haber limpiado nuestras casas de toda clase de levadura, que es símbolo del pecado (Deuteronomio 16:3-4; 1 Corintios 5:8).”

Oh, perdón, casi me desviaba del tema de la Pascua. Creo que hablábamos específicamente del significado de la Pascua, ¡HOY!... ¿no es así?

Bueno, si hay inquietud, meditemos en la posible relación que pueda haber en lo que hasta aquí hemos comentado y el significado de la PASCUA, ¡HOY!

En esencia, hemos dicho que es URGENTE que entendamos los tiempos en que vivimos; que mantengamos una actitud de ALERTA a lo que sucede en el escenario del mundo actual, y muy especialmente ENTRE NOSOTROS MISMOS, es decir, entre los nuestros, porque la profecía nos habla del peligro que enfrentamos, comenzando, precisamente, “con los de nuestra casa”. Y Pedro nos exhorta, nos advierte, o más bien, NOS ORDENA QUE ESTEMOS atentos a “la palabra profética COMO A UNA ANTORCHA QUE ALUMBRA EN LUGAR OSCURO...”

Y esta es PALABRA INSPIRADA por el ESPIRITU SANTO, es decir, es el Dios Todopoderoso QUIEN NOS HABLA. Y leemos en Deuteronomio 8:3 y Mateo 4:4 que “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

Es interesante el hecho que el Maestro Divino hace una analogía entre la palabra de Dios, que es espíritu (Juan 6:63), con el pan físico que nos sostiene físicamente.

Esta analogía nuestro Señor la magnifica en las instrucciones que impartió a Sus discípulos durante los últimos dos días antes de la Pascua, con marcado énfasis en el preciso momento de la última cena que tuvo con ellos, al partir el pan y el vino que les sirvió, detallándoles aún más lo que en otra ocasión les había enseñado, conforme leemos en el capítulo 6 de Juan, versículos 25 al 71.

Y sabemos que la muerte de nuestro Señor y Salvador ocurrió precisamente como lo establecido en la ley — el DÍA 14 del primer mes del año (Abib o Nisan, conforme al calendario Bíblico), siendo ÉL la REALIDAD del cordero representativo que se sacrificaba para comer de su carne durante la noche de la PASCUA (leer meditativamente el capítulo 12 de Éxodo, prestando especial atención al versículo 42).

Y un detalle bien importante -- nuestra PASCUA, EL MESÍAS, cumplió la ley PERFECTAMENTE, al morir a la hora novena—3:00 PM— (ver Lucas 23:44-46). Este dato nos indica el correcto significado de la frase “entre las dos tardes”, instrucción bien clara respecto de cuándo sacrificar el cordero de la Pascua, tal como leemos en Éxodo 12:6.

Al considerar que Cristo es nuestra PASCUA, la PASCUA, es, por lo tanto, una fiesta... una fiesta de regocijo espiritual. Y la celebramos “comiendo” del CORDERO ESPIRITUAL que es Cristo. Esto fue lo que nuestro Señor les explicó a sus discípulos durante la última cena, cuando les sirvió pan y vino, tal como nos lo transmiten los evangelios – Mateo, Marcos, Lucas; y Juan nos habla de las instrucciones generales que el Mesías impartió durante esos últimos dos días antes de la Pascua, y recalca la lección del lavado de pies durante la cena. (Es conveniente leer, meditativamente, el relato de Juan desde el capítulo 12 hasta el capítulo 21.)

La esencia de todo esto es que debemos entender que la fiesta de 7 días que celebramos es un recordatorio o conmemoración de LA REALIDAD de nuestra Pascua, que es nuestro Señor Jesucristo. Y que la carne del cordero que se comía antes, representa, simbólicamente, el pan espiritual que debemos comer TODOS LOS DIAS.

En el relato que Cristo nos hace en el capítulo 6 de Juan, Él explica que el maná que descendió del cielo para alimentar a los israelitas en el desierto TODOS LOS DÍAS, por CUARENTA AÑOS, fue una simple representación del PAN ESPIRITUAL que los discípulos del Mesías necesitamos “comer” TODOS LOS DÍAS. Y que ese PAN ESPIRITUAL ES ÉL, Cristo, “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Esto es exactamente lo que el apóstol Pablo, en su peculiar estilo de profundidad espiritual, nos recalca: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.” (Gálatas 4:19).

De modo que cuando leemos que Cristo es nuestra PASCUA, y que también es el PAN ESPIRITUAL que descendió del cielo, que nos alimenta diariamente, tal como el maná alimentó a los israelitas, debemos entender que la PASCUA es una FIESTA DE TODOS LOS DÍAS, porque de la misma manera que todos los días necesitamos comer pan físico para sostenernos físicamente, también necesitamos “comer” PAN ESPIRITUAL que nos sostenga espiritualmente TODOS LOS DÍAS. Y ese PAN ESPIRITUAL es la PALABRA DE VIDA que desciende del cielo. Y sabemos que Cristo es el VERBO, o sea, la PALABRA que se encarnó por un momento, pero que ahora ha ascendido al lugar de donde vino, junto con el Padre.

Hoy tenemos a Cristo en el Espíritu. Es decir, tenemos la PALABRA que es ESPÍRITU (Juan 6:63). Y esa PALABRA es profética. O como lo explica el apóstol Pedro: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones, [crecimiento constante]; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” (2 Pedro 1:19-21).

Claramente podemos, y debemos, conectar la fiesta de la PASCUA con la PALABRA DE VIDA, que es Cristo...palabra que quien la cumpliere, vivirá en ella (Levítico 18:1-5; Nehemías 9:29; Ezequiel 20:11; Lucas 10:25-28; Romanos 10:1-5).

Otro punto bien importante... cuando leemos en Lucas 10:28 la contestación que Cristo le da al abogado que lo interpeló (v 25), diciéndole: “haz esto, y vivirás”, debemos entender, con diáfana claridad, las palabras del Mesías: “haz esto”, denota acción constante; “y vivirás”, describe el resultado de la acción, también CONSTANTE.

Y nuestro Señor y Salvador está hablando en SENTIDO ESPIRITUAL, no exclusivamente físico...lo que significa que si hacemos lo que la palabra del Bendito Creador, el Dios Omnipotente, nos exhorta, desde ya estamos viviendo ESPIRITUALMENTE, es decir, vivimos según el ESPÍRITU, tal como nos dice Pablo en Romanos 8:9.

Y todo esto es entendimiento necesario que debemos tener respecto al significado de la Pascua, HOY... porque hoy podemos ver y entender el cumplimiento de la palabra profética con más frecuencia y transparencia que durante los años que nos han precedido en nuestro caminar por el CAMINO de la verdad, al cual fuimos llamados por la gracia misericordiosa de nuestro Bendito Padre Celestial.
Hay mucho más que podemos añadir a nuestro entendimiento si cada día comemos del PAN ESPIRITUAL que el Mesías prometidamente tiene listo para servirnos (ver Lucas 4:18-19 y Juan 6:27-51; 7:37-38).

Todos y cada uno de nosotros debemos estudiar el presente texto con actitud reverente, y confiadamente suplicarle al Padre de las misericordias que Él y Su Hijo, nuestro Maestro, nos sirvan más de Sus manjares, para disfrutar de la PASCUA verdadera, que es LA PRESENCIA DEL PADRE Y DE SU HIJO MORANDO EN NOSOTROS (Juan 14:23).



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